“Este combo está reconfigurando la demanda y forzando a marcas y retailers a adaptarse a un consumidor cada vez más exigente, informado y atento a la relación precio-calidad”, expresa Estefanía Vivas, Category Manager CSG Cono Sur de Dell.

Uno de los grandes motores de esta expansión es el universo gamer. Se estima que, para 2025, el segmento de hardware vinculado al gaming alcanzará los 1.130 millones de dólares en Argentina. No se trata solo de consolas y PC de escritorio: el avance de las notebooks gamer, impulsadas por el deseo de movilidad y por la mejora de las prestaciones técnicas, está modificando el consumo. Lejos quedó la idea de que un equipo portátil no podía competir con uno desktop: hoy, las laptops de alto rendimiento son protagonistas, incluso entre profesionales creativos y streamers.

Pero el gaming no es el único impulsor. Desde la pandemia, el trabajo remoto llegó para quedarse y con él, una nueva necesidad: contar con estaciones de trabajo más cómodas, eficientes y personalizadas. En este escenario, los teclados, los mouses ergonómicos, los monitores de alta resolución y los hubs de conectividad se volvieron piezas clave del ecosistema cotidiano. La computadora ya no es un centro de operaciones estático: es una plataforma flexible que debe adaptarse a múltiples tareas, entornos y usuarios.

En paralelo, la tecnología no se detiene. La inteligencia artificial comienza a integrarse en el propio hardware. Aparecen los primeros periféricos “inteligentes”, que aprenden de nuestros hábitos, optimizan su rendimiento o interactúan con sistemas de automatización. Los monitores con ajustes automáticos, los teclados que se adaptan al estilo de escritura o incluso los auriculares con cancelación activa de ruido personalizada ya son parte de una nueva generación de productos que prometen mejorar no solo la performance, sino también la experiencia de uso.

En Argentina, el precio sigue siendo un factor determinante. A esto se suma un fenómeno curioso: la palabra “gamer” se ha convertido en sinónimo de marketing agresivo, y muchos usuarios ya no se dejan seducir tan fácilmente por luces RGB o etiquetas llamativas. Hoy exigen rendimiento real, durabilidad y un precio que lo justifique.

Mientras tanto, el mercado sigue creciendo. Y lo hace de manera segmentada. Hay quienes buscan performance extrema, quienes priorizan el diseño o la ergonomía, y quienes simplemente quieren soluciones funcionales a buen precio. Las marcas que logren leer estas diferencias y ofrecer productos adecuados para cada tipo de usuario —sin perder de vista el contexto económico local— serán las que logren posicionarse con fuerza en los próximos años.

En definitiva, los accesorios y periféricos ya no son un complemento menor. Son protagonistas de un ecosistema en plena evolución, donde la innovación tecnológica se cruza con los hábitos culturales, el contexto social y la coyuntura económica. Y donde, como siempre, el consumidor argentino marca su propia lógica: exigente, informado, creativo y con el presupuesto en mente.